“Machine Head, Chimaira y Lamb of God nos influencian hoy”
¿Porque la banda se disolvió a inicios de los 90?
Fue una mezcla de diversos factores. En 1987 firmamos con
Polygram records y ellos tomaron el control completo de la banda. Trataron de
cambiar nuestra identidad. Nuestro vocalista, Sy Keeler, fue forzado a salir de
la banda, nos pusieron un vocal con el que creían que podíamos tener más éxito
en EE.UU. El álbum (In Search for Sanity) fue lanzado y tuvo mucho éxito pero
no fue suficiente para Polygram records. Además de eso, tuvimos problemas
internos con la banda y eventualmente la disquera nos abandonó. Luego apareció
Nirvana y el thrash ya no figuraba mucho. Después estuvimos en conversaciones
con otros sellos durante un año pero nada importante pasó. Perdimos el fuego
dentro de nosotros mismos y lo único que pudimos hacer fue disolver la banda.
¿Y qué te hizo traer a Onslaught de vuelta a la vida?
Gracias al Internet nos dimos cuenta que habían reeditado
los discos de Onslaught y lograron vender muchísimas copias. El público estaba
hablando de nosotros nuevamente. Concluimos que esta era una buena oportunidad
para lanzar el disco que “In Search for Sanity” realmente debió ser.
¿Fue difícil reinsertarse en el mundo de la música
luego de 15 años?
Al principio fue muy difícil. Desde 1993 no volví a tocar
guitarra hasta el 2005. Fue un reto saber donde Onslaught debía estar
posicionado en los 2000. Nos tomó como un año salir adelante.
¿Por qué su baterista de toda la vida, Steve Grice,
dejó la banda?
Su compromiso en la creación de álbum fue mínimo, al igual
que su aporte en los ensayos el año pasado. Se sentía mal por estar lejos de su
familia y encontró difícil manejar su negocio cuando estaba lejos.
¿Y cómo se sienten con Mike Hourihan, su nuevo
baterista?
Hace que todo sea más fácil. Además es como 10 años más
joven que Steve. Luego de tocar por una hora y media él casi ni suda. Ha
llevado a la banda a un nuevo nivel, sobre todo en vivo.
“Sounds of Violence” es un disco muy thrashero pero
contemporáneo a la vez. ¿Cómo lograron ese sonido?
Le dimos una chequeada a los discos antiguos de Onslaught,
sobre todo a “The Force”, pero queríamos ser contemporáneos. No podemos
reciclar cosas que hemos hecho antes. Así que decidimos tomar lo mejor del
Onslaught ochentero y combinarlo con el nuevo Onslaught.
¿Se influenciaron por bandas como Lamb
of God y Devildriver, cierto?
Sí. Lo que sacamos de las bandas modernas fue
la energía que los bateristas les dan a ellas. Los bateristas de metal hoy en
día son mucho más técnicos que en los 80s. Eso le da mayor dinamismo a la
música. Si escuchas a Machine Head, Chimaira y Lamb of God te darás cuenta de
eso, sus bateristas son geniales. Eso era lo que queríamos lograr en “Sounds of
Violence”.
¿Qué opinas sobre el movimiento retrothrash y sus
bandas?
Hacen cosas buenas supongo, pero me parece difícil entender
que estos muchachos hagan thrash metal old school cuando los maestros
originales como el Big Four, Kreator, Destruction, Overkill, Exodus y Testament
aún existen, siguen lanzando discos excelentes y brindando shows
espectaculares. Yo les diría: Ok está bien, toma tus influencias old school,
pero trata de hacer algo nuevo, agrégale tu propio sonido, en lugar de copiar a
la vieja escuela.
¿Cuáles son los planes a futuro con Onslaught?
Este año y gran parte del 2012 nos la pasaremos
en giras. Estamos por concretar un tour por EE.UU. para enero, luego nos vamos
a tocar en India como cabeza de cartel.
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